La transformación digital y de los hábitos de los medios de comunicación actuales estimulan a los expertos a profundizar su exploración y análisis.
Un equipo de jóvenes investigadores de la Universidad del Salvador de Buenos Aires, coordinados por el Doctor Santiago Marino, realizó una investigación sobre las distintas aristas que componen el “sector audiovisual ampliado” en Argentina.
“El cine y el cable son dos sectores muy potentes de la cultura que han desarrollado políticas diferentes, con resultados equivalentes”, afirmó Marino. Y agregó: “el desarrollo tecnológico y sociocultural ha hecho que las diferencias que antes había entre el cine, la televisión abierta y de pago; incluso, hasta la radio en lógicas de producción, distribución y consumo tiendan a disimularse”.
Además, en su libro “Audiovisual Ampliado” analiza las posibilidades en la industria de la televisión a través de servicios de distribución de contenidos por Internet y modelos de negocio alternos. En el texto, la licenciada Alejandra Páez Triviño caracteriza el sector de la denominada Televisión Over The Top (TVOTT) en Argentina y sus niveles de correlación con los marcos regulatorios vigentes para el espacio audiovisual ampliado.
El término TV-OTT alude a las plataformas que distribuyen contenidos audiovisuales vía Internet para el consumo en línea. El caso paradigmático de este tipo de prestación es Netflix, servicio pago de video bajo demanda (VOD, por su sigla en inglés) que cuenta, según datos de diciembre de 2016,1 con 93,8 millones de usuarios en todo el mundo.
“Lo primero que hay que reconocer que es necesario pensar que los estados pueden y deben regular los medios productores de contenido”, señaló Marino, y agregó que “hay una discusión respecto a la libertad de expresión, pero siempre tiene que ser abandonando la idea que toda intervención del estado es censura, no es eso”. Además, él explica que los medios que funcionan en internet parten de una lógica de censura ya que si uno no tiene capacidad de pago queda excluido.
En su artículo “¿Dónde va el mercado audiovisual cuando estamos en casa?”, Marino aseveró: “En el Audiovisual Ampliado esto se desarrolló con diferencias muy marcadas, basadas en dos sectores, y un aspecto: las industrias que trabajan con stock de productos, las que desarrollan lógicas de flujos, y los comportamientos de las audiencias”.
Con respecto a la comunicación por parte del gobierno argentino en esta época de pandemia, Marino manifestó que el gobierno la manejo muy mal después de la primera parte y adhirió que “se centralizó mucho en la figura del presidente, que es un presidente con capacidad de comunicar, pero que también se desgasta como cualquier herramienta y que no hubo una política integral de difusión con respecto a mecanismo de protección, de utilización de barbijo en la vía pública, etc.”. A su vez, el Doctor en Políticas del Cine y el Cable en la Argentina adujo que haber hecho una estrategia comunicacional centrada en la pérdida es muy difícil peor que hay especialistas que podrían haber ayudado.
El Coordinador de la Universidad de Quilmes, afirmó que es complejo saber hasta donde regular la comunicación desde el Estado y que hay que combinar una política educativa con respecto a los medios para contribuir a la que audiencia pueda comprobar la información que circula con ciertos límites basados en la “real malicia”.
Marino aclaró: “Impedir que los medios mientan no es posible y, además, mentir es un derecho, mal que nos pese, el problema es la explotación comercial”. Y adhirió: “Las audiencias buscan empatizar con los discursos que ya están de acuerdo de antemano” y concluyó que “no creo que la regulación sea una solución en sí misma”.
Marino sugirió que habría que “hablar de cara a la sociedad, pensando en combinar elementos educativos, con financiamientos a discursos diversos y plurales, mecanismos para fomentar el pluralismo y diversidad, establecer límites a la concentración de la propiedad, para que haya varios jugadores”.