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En un videomensaje dirigido a los pueblos de América Latina, el Papa Francisco invita a vacunarse contra el coronavirus: un gesto sencillo pero profundo para un futuro mejor. Los prelados del norte al sur del continente se hicieron eco de él: es necesario ser responsable del bien común, porque somos una sola familia
El Papa Francisco ha subrayado en repetidas ocasiones que la salud es un derecho de todos y debe ser protegida para todos. Sus palabras se han traducido a menudo en gestos concretos de ayuda, especialmente para los países más afectados por la pandemia y con menos recursos, mediante el envío de suministros médicos y fondos. Por otra parte, a finales de mayo concluyó la vacunación anti-Covid19 en el Vaticano con la administración del medicamento a 300 personas vulnerables y pobres.
La voz del Papa siempre ha invitado a los ciudadanos -subrayando también la conveniencia de suspender las patentes de las empresas farmacéuticas- a aceptar la inmunización extensiva como un bien común universal. Hoy el Pontífice vuelve a tocar el tema, esta vez apelando a las conciencias de todos, con un videomensaje en el que pide una actitud responsable para afrontar juntos la pandemia.
Invitación a colaborar entre sí
Con espíritu fraternal, me uno a este mensaje de esperanza para un futuro mejor. Gracias a Dios y al trabajo de muchos, hoy disponemos de vacunas para protegernos del Covid-19. Esto da esperanzas de acabar con la pandemia, pero sólo si están al alcance de todos y si trabajamos juntos.
El Papa nos invita a considerar el amor como un prisma que refleja la luminosidad de gestos que se creen pequeños, pero que tienen una repercusión universal:
“Vacunarse, con vacunas autorizadas por las autoridades competentes, es un acto de amor. Y ayudar a que la mayoría de la gente se vacune es un acto de amor. Amor por uno mismo, amor por la familia y los amigos, amor por todos los pueblos. El amor es también social y político, existe el amor social y el amor político, es universal, siempre desbordante de pequeños gestos de caridad personal capaces de transformar y mejorar las sociedades”.
Un gesto sencillo pero profundo
El agradecimiento y la bendición de Francisco se entrelazan con una invitación a realizar un gesto que él compara con un grano de arena. Todos podemos, con la vacunación, cooperar en un futuro mejor:
Los llamamientos conjuntos de los prelados latinoamericanos
El llamamiento del Papa encuentra eco en varios cardenales de la región, que recuerdan unánimemente la necesidad de vacunarse contra el coronavirus. El mexicano José Horacio Gómez, presidente de los obispos de Estados Unidos, espera que con la ayuda de la fe la gente pueda afrontar los riesgos de la pandemia y que todos podamos vacunarnos. Carlos Aguiar Retes, arzobispo de la Ciudad de México, llamó a la vacunación desde el norte hasta el sur del continente porque -dijo- todos estamos interconectados y la esperanza debe ser sin exclusión.
El cardenal Hummes, de Brasil, se hace eco de las palabras del Papa: vacunar es un acto de amor para todos y señala que los heroicos esfuerzos del personal sanitario han producido vacunas seguras y eficaces para toda la familia humana. El cardenal salvadoreño Rosa Chávez habló de una “responsabilidad moral para toda la comunidad”: “Nuestra decisión de vacunar afecta a otros. El cardenal hondureño Óscar Rodríguez Maradiaga también expresó su apoyo a la campaña de concienciación: “Todavía tenemos que aprender más sobre el virus, pero una cosa es cierta: las vacunas autorizadas funcionan y salvan vidas, son una clave para la curación personal y universal”.
Desde Perú, Monseñor Miguel Cabrejos, presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), hizo un llamamiento a la unidad y retomó el aspecto de la protección de nuestra salud integral, invitando a vacunarse porque “la vacunación es segura y eficaz”.