El poeta Calamaro tiene la buena costumbre de modificar el repertorio en directo cada temporada o dos, algo original para un aficionado taurino que, asimismo, encierra el concepto de improvisación y entrega de “la fiesta más culta”. Admirador de cantantes y toreros, cineastas americanos y novelistas franceses, AC se brinda en los escenarios sin trucos ni ayudas digitales y, junto con su banda de exquisitos músicos, ofrecen cada noche un espectáculo distinto en el arte arriesgado e irregular, tal y como lo aprendemos en las arenas, alberos y tendidos, y el Jazz.