Desde el aislamiento ocasionado por la pandemia por Covid-19 la educación tuvo que sortear inconvenientes, y adaptarse de muchas maneras posibles, desde la utilización de aplicaciones, mails, e incluso en zonas rurales a través de clases por radio. Claro esta que todas estas son improvisaciones antes una situación de extrema necesidad.
Las clases en la escuela, docentes y alumnos juntos en el aula, es la situación de aprendizaje más enriquecedora. La explicación de los conceptos, los ejemplos de la vida real, el debate, la mirada cómplice de un compañero de banco. Lo que se escucha y se adquiere en la presencialidad es un conocimiento que permanece de una manera muy diferente al desarrollado en casa.
La pandemia no da opción, nos obliga a distanciarnos como nunca antes, aprender a realizar las actividades de otra manera, tanto en el trabajo, en las relaciones familiares y también en la educación.
Aceptar que será un tiempo y contar con el apoyo familiar es el primer paso para emprender el camino de estudiar en el hogar.
“Se cortó wi-fi”, “recién me conecte a dos materias y todavía me faltas dos materias más, por favor”, “ya no quiero leer más nada”, “se me juntan las actividades”, “tengo la cabeza quemada”,”mis ojos no dan más”.Son las frases que se escuchan más a menudo.
Nervios, angustia y cansancio es lo que manifiestan, no importa la edad, de los que intentan estudiar a distancia. Esto se complejiza, sin poder tener contacto con los docentes para consultarlos en las actividades prácticas, antes de la evaluación, o el temor a que se corte la conexión a internet al ser evaluado en el caso de los estudiantes universitarios.
Uno de los problemas que se plantea es padecer distracciones. Puede entrar un hermanito pequeño e interrumpir la clase. Lo mismo sucede con los profesores y sus hijos. Adaptar cocinas, o dormitorios a aulas no es tarea sencilla. Intentar armar un ambiente agradable, bien iluminado, permitirse cerrar la puerta, estar lo más tranquilo posible, y un mate o café de compañía pueden ayudar.
Aprovechar al máximo el momento de la clase virtual, mantener la cámara encendida, mirarnos a los ojos y poder conectarnos, aún a lo lejos, que se pueda dar ese vínculo docente – alumno, esencial en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Las emociones de los estudiantes al explicar un tema se perciben en el rostro. Se ve la sonrisa pícara, o la preocupación en los gestos, que sirven de guia al docente para saber si su alumno entendió, si tiene que seguir con el mismo tema, buscar nueva bibliografía o puede proseguir.
Usar colores en los apuntes, ayuda a la memoria visual, hacer cuadros. Escuchar los ejemplos de maestros y profesores. Tratar de estar al día con las lecturas y las actividades que se verán en la clase en línea nos aportará mejores resultados. Sin lugar a dudas, participar, sin temor a equivocarse es lo que suma en este momento.
Si el material tiene muchas páginas, o un libro, una de las técnicas consiste en averiguar sobre el autor del libro, que otras obras escribió, hacer un esquema de títulos y subtítulos anotándolos en una hoja, esto da una idea de los temas de los que trata este texto, realizar una lectura rápida del mismo y reforzar la lectura de los capítulos que más tengan que ver con la materia que estoy cursando.
Leer con otros, sirve para enriquecer el análisis, pensar ejemplos, realizarse preguntas, esto nos ayudará a recordar más y mejor.
Evitar la multitarea o multitasking que muchos realizan al estar en clase virtual: miran videos, ven televisión, responden mensajes o mails, chequean las redes. Muchos tienen la falsa creencia que es beneficioso para entrenar nuestra capacidad, pero no es así. Existen estudios científicos que manifiestan que las personas se dispersan cuando pasan de una actividad a otra, quedando pegados a cosas sin importancia, impactando en una menor concentración. Por eso es relevante enfocarse en una tarea, para ser más efectivo en la misma.
“La multitarea evita el pensamiento profundo y creativo. Retrocedemos y comenzamos constantemente desde cero cada vez. Como resultado, hay “un costo cognitivo” que compromete la eficiencia y la creatividad. Los pensamientos son menos novedosos y más superficiales”
Facundo Manes- neurólogo
Realizar pausas activas entre clases es muy beneficioso. Son descansos cortos durante la jornada de estudio. Su objetivo es recuperar energía, mejorar la eficiencia, a través de diferentes técnicas y ejercicios de respiración y estiramiento para reducir la fatiga, y prevenir el estrés.
El orden y la planificación es fundamental, organizar los temas a estudiar por días, estableciendo metas posibles, llevar una agenda fijando prioridades, dejando tiempo para el descanso y la actividad física. Los niños más pequeños necesitan del acompañamiento de los padres o familiares a cargo, para que los ayude a conectar la computadora o el celular, buscar en las fotocopias o libros, o simplemente hacerles una rica chocolatada.
No todas son desventajas. El aumento de carreras y cursos virtuales, brinda oportunidades de estudio a las personas que viven en ciudades alejadas de los centros de universitarios, también redujo los costos de transporte y alojamiento.
Ya no toca el timbre o la campana, no hay risas en el patio, no hay caramelos en los bolsillos, no se planchan guardapolvos, las aulas están vacias, en pausa. Pero es solo eso, “Solo un momento”, como canta Vicentico, “es una mirada y saber cual es el camino ..Y así nada mas”, ya pasará, es un tiempo difícil, hacernos compañia, abrazarnos con los ojos, tenernos más paciencia y más empatía, para volver a encontrarnos en la escuela más fuertes que nunca.
En este link encontrarás como utilizar la aplicación zoom: https://youtu.be/T1kmBymQTs4
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