Internet ha establecido una dicotomía en la comunicación pública, la cual se ha desprofesionalizado y ha producido una mayor segmentación de temas. Los cambios en la comunicación ya no se limitan a la transformación de los espacios, sino que afectan al paradigma mismo de la comunicación.
José Luis Orihuela[1] señala que “La e-Comunicación como nuevo escenario de la comunicación pública en la era de Internet ha de interpretarse no de un modo apocalíptico, sino como la ocasión para redefinir el perfil y las exigencias profesionales de los comunicadores, así como los contenidos y los procedimientos de su formación académica, y repensar los medios y las mediaciones”.
El investigador de la Universidad Autónoma de México, Raúl Trejo Delarbre[2], señala en el libro “Las industrias culturales en la integración latinoamericana” como Internet también está permitiendo que se desplieguen nuevas formas de presión política.
Delarbre cita como ejemplo cuando en enero de 1998 varios grupos internacionales promovieron una “huelga de redes” que en realidad era un sabotaje contra las páginas de varios bancos e instituciones financieras (incluida la Bolsa Mexicana de Valores) en solidaridad con el movimiento zapatista.
Uno de los principales cambios de la comunicación pública es la producción de contenidos. Como consecuencia, las instituciones sociales que hasta ahora estaban separadas de los medios, se transforman también en medios de comunicación.
Los soportes operados dejan de ser el factor específico de la profesión, ya que todos los soportes convergen en Internet, e irrumpen los contenidos como factor diferencial de identidad y calidad.
Esto nos lleva a analizar el Twitter como herramienta de la comunicación actual que cambió el paradigma, suprimiendo la mediación entre el público y los medios convencionales, prevaleciendo la inmediatez al análisis de contenido. Esto establece un cambio de un arquetipo por otro.
Simpleza y brevedad son las principales características de este formato de red social. Su elemento de diferenciación está sostenido en el laconismo e inmediatez del mensaje. Solo se pueden emitir mensajes de 140 caracteres (la primera estrofa del Himno Nacional Argentino tiene 130), y celeridad en la exposición instantánea.
Twitter suscita un contenido social diferente, lo que antes era un flujo unidireccional (del medio al usuario) ahora es multidireccional (del medio a los usuarios, de los usuarios a los demás usuarios y del usuario de vuelta al medio, que recibe feedback).
Esta plataforma se insertó en las industrias culturales de América Latina como una herramienta propagandística que sirve de canal de distintos movimientos y/u organizaciones. La capacidad de articular esta herramienta constituirá el eje de las políticas locales. Además posibilitará situar una política coordinada a favor de la producción de contenidos.
[1] Es autor de La revolución de los blogs, La Esfera de los Libros, Madrid, 2006 y coautor de: Blogs, ESIC, Madrid, 2005; Comunicar para crear valor, Eunsa, Pamplona, 2004, El futuro de la televisión en España, Arthur Andersen-Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra, Madrid, 2000; Introducción al Diseño Digital, Anaya Multimedia, Madrid, 1999; Quién cuenta la historia, Eunate, Pamplona, 1999; Estrategias de marketing de las empresas de televisión en España, EUNSA, Pamplona, 1997. Es coeditor de: La responsabilidad pública del periodista, EUNSA, Pamplona, 1988.
[2] Raúl Trejo Delarbre (México D.F., 1953) es Doctor en Sociología por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, Maestro en Estudios Latinoamericanos y Licenciado en Periodismo por la misma Facultad. Investigador titular en el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM y profesor en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de esa Universidad.