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El maquillaje en el antiguo Egipto fue mucho más que una práctica estética; formó parte esencial de su cultura, combinando elementos religiosos, medicinales y de protección. Tanto hombres como mujeres, e incluso niños, usaban cosméticos diariamente, destacando la importancia de esta práctica en su vida cotidiana y espiritual.
Desde el 1500 a.C., los egipcios utilizaban el maquillaje con fines terapéuticos. Hallazgos arqueológicos han revelado que incluso los difuntos eran enterrados con paletas de cosméticos, vinculando esta práctica al culto de dioses como Horus y Ra. Estas acciones subrayaban el carácter espiritual y protector del maquillaje en su cultura.
Ingredientes clave y preparación artesanal del maquillaje egipcio.
El maquillaje egipcio se elaboraba a partir de pigmentos naturales mezclados con aglutinantes vegetales. Estos eran aplicados inmediatamente después de su preparación. Entre los ingredientes más destacados estaban:
- Malaquita: Ofrecía un tono verde brillante.
- Lapislázuli: Proporcionaba un azul profundo.
- Galena: Daba el característico negro intenso.
- Laurionita, fosgenita y cerusita: Creaban tonalidades grises.
Es notable que la galena y la malaquita eran valoradas por sus propiedades medicinales, especialmente en la protección ocular. El maquillaje de ojos servía como barrera contra insectos, reflejos solares, arena y posibles infecciones, actuando también como repelente natural.
El antiguo Egipto no solo fue un crisol de arte y cultura, sino también de avances médicos documentados en textos históricos como el Papiro de Ebers. Este rollo, de 20,23 metros de largo y 30 centímetros de ancho, data aproximadamente del 1550 a.C. constituye una de las fuentes más completas sobre los conocimientos médicos de la época. En él se registran tratamientos para diversas dolencias, incluyendo enfermedades oculares, un problema frecuente en la población debido a las condiciones ambientales.
Evolución y estilos del maquillaje egipcio ocular.
El maquillaje de ojos egipcio atravesó diversas etapas:
- Primera etapa: Se aplicaba una línea verde en el borde del párpado inferior, utilizando malaquita.
- Segunda etapa: El uso del khol se popularizó para delinear los ojos, extendiendo la línea hasta las sienes y creando una forma similar al ojo de Horus, símbolo de protección.
- Tercera etapa: El estilo “golondrina” consistía en un trazo fino que rodeaba completamente el ojo y se prolongaba paralelamente a las cejas hasta las sienes.
Estos diseños no solo tenían fines estéticos, sino que también poseían significados profilácticos y religiosos, reforzados por registros en papiros médicos.
El ideal de belleza y maquillaje egipcio.
La percepción de belleza en Egipto combinaba elementos naturales con técnicas innovadoras: Piel bronceada que está asociada a vitalidad y salud, unos ojos grandes y delineados de color negro o verde, con trazos alargados en forma de pez, acompañada de cejas depiladas y cuidadosamente definidas. Para finalizar, labios terracota: logrados con mezclas de óxido de hierro y ocre rojo aplicadas al momento.
Además, la henna se usaba para teñir el cabello de un tono rojizo brillante, mientras que las uñas, como las de la reina Nefertiti, se pintaban en rojo intenso, resaltando aún más su estética sofisticada. Además, los cosméticos se almacenaban en recipientes con la forma del dios Bes, protector de mujeres embarazadas, niños y familias.
Simbolismo y rituales cosméticos egipcios.
El maquillaje estaba intrínsecamente ligado a la religión egipcia. El diseño del ojo evocaba al ojo de Horus, un amuleto de protección asociado a la lucha entre Horus y Seth. Asimismo, los cosméticos se almacenaban en recipientes con formas del dios Bes, protector de familias y mujeres embarazadas.
Una influencia que perdura.
La sofisticación y simbolismo del maquillaje egipcio han dejado una influencia y un legado duraderos en las prácticas cosméticas actuales. La combinación de estética, protección y espiritualidad en sus rituales de belleza continúa inspirando la cosmética moderna, recordándonos cómo esta civilización transformó algo tan cotidiano en un arte con propósito.
En conclusión, el maquillaje en Egipto no solo embellecía, sino que representaba una conexión con lo divino, un medio de protección y un símbolo de identidad cultural, dejando una huella imborrable en la historia de la belleza.