En tiempos donde me permito
que la desidia gobierne mi vida;
ella, mediante una sonrisa,
hace que la ilusión no se despida.
Debajo de sus párpados,
dos profundas lagunas,
donde se pueden ahogar
cualquier intento de indiferencia.
Lascivamente se esculpe una bella figura,
sin embargo el cruel fantasma
de la distancia somete
a la plenitud que en mi asoma.
Más allá de todos los impedimentos,
gracias divinas daría,
si el destino juntara nuestros caminos.
Al mínimo susurro de oportunidad
que se revele de tu boca,
solicitaría más de un corazón
por tanta felicidad que le toca.