Este día tiene su origen en un 25 de marzo de 1911 cuando 146 mujeres fueron quemadas en el incendio de la fábrica textil Triangle Shirtwaist, de Nueva York. Mujeres que reclamaban igualdad salarial y la disminución de la jornada laboral a 10 horas.

110 años después y algunas cuestiones no han cambiado.

No es un día comercial, no es un día para promos en uñas, para ofertas en electrodomésticos, no es un día para regalar flores. No es el día del ser más bello de la tierra, de aquellas que tienen la capacidad de traer vida. Nada de eso.

Las mujeres seguimos enfrentándonos a grandes desigualdades en distintos ámbitos cotidianos, por ejemplo, el principio de igual remuneración por igual tarea en mujeres no aplica. Hay una brecha salarial fundada en el género. La mujer cobra menos solo y nada menos que por serlo.

Queremos poder ser jefas y estar en puestos de jerarquía por estar capacitadas y no que sean ocupados por varones por el hecho de serlo.
Queremos puestos de decisión, queremos representatividad política, que la paridad de listas sea con perspectiva de género.

Necesitamos cuestionarnos la feminización de la pobreza, no es un mero concepto. Es una realidad, esto debido a que existe una importante porción de las mujeres en edad laboral que dedican su tiempo a realizar tareas domésticas. Es decir, realizan tareas de cuidado y reproducción para otros miembros de su hogar. Este trabajo no se comercia en el mercado y por tanto no es remunerado.

A modo ilustrativo, se señala que: del total de personas que realizan las tareas de la casa, un 74% son mujeres y un 26% son varones.

DATO DE ECONOMIA FEMINITA

Este reparto desigual de las tareas domésticas entre varones y mujeres puede asociarse a las desigualdades vistas en la composición del mercado de trabajo y la diferencia de la extensión de la jornada laboral.
Esto expresa que, incluso siendo minoría en el mercado de trabajo, las mujeres tienen más dificultades para conseguir trabajo y/o para trabajar una jornada completa. Se puede hablar de una masculinización del mercado de trabajo.

La mas atroz de las desigualdades que sufrimos es ver como nos matan, abusan, acosan, como nos cosifican como no podemos caminar tranquilas, como se creen con derecho sobre una.

El número de femicidios sigue aumentando, en el día de la fecha contamos con 66 chicas que nos fueron arrebatadas. ¿Lo peor? saber que en la semana siguiente el número va a ser otro.

OBSERVATORIO LUCIA PERÉZ

Hartas de vivir con miedo, caminar con miedo, subirte a un remis con miedo. Ya no queremos ser valientes, solamente queremos poder andar tranquilas.

Varones, no queremos que nos cuiden porque somos el ser mas bello de la tierra y el resto de palabrerío barato, ni tampoco porque podemos ser tu hermana, tu prima, o tu mamá, si no simplemente y nada más que por el hecho de ser personas que merecen el mismo respeto que ustedes.

Ante la pregunta de ¿y qué puedo hacer siendo varón? frena a tu amigo, no te rías de chistes machistas, fíjate quien realiza las tareas del hogar, no digas que “colaboras”, no seas cómplice. Estaba de moda ser machista en la época de Sandro o Cacho Castaña, ya no más.

Nosotras paramos, paramos por las que nos faltan, paramos por esta desigualdad estructural.

Hace un año marchábamos y también pedíamos aborto legal, al menos este año no se nos mueren pibas en la clandestinidad.

A veces hay que mirar para atrás para ver que realmente avanzamos. Ahora reclamamos una reforma judicial feminista.

Mientras tanto el “feliz día” es utópico y por ahora es un día para reflexionar y seguir luchando de manera colectiva por más derechos.

Luchar con la compañera le gusta a usted, le gusta a usted

Y ahora que estamos juntas y ahora que si nos ven abajo el patriarcado se va a caer

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