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“Puede parecer que mi mundo estaba patas para arriba

pero yo buscaba agarrar consistencia.

El cambio constante de la mayor parte de las cosas

nunca pareció darme oportunidad de prepararme para ellas.

 Debido a esto encontraba placer y alivio

 en hacer las mismas cosas una y otra vez”

Donna Williams. Escritora. “Aquí no hay nadie”

            En los textos anteriores nos preguntábamos sobre la relación del juego con el deseo de ser y  del lenguaje con los tiempos del juego. En el último artículo planteaba que no hay juego desestructurado en tanto, el juego en sí implica una estructura, de la misma manera que el lenguaje es una estructura. Ubicamos tres estrategias con relación al lenguaje; la primera cuando se produce una simbiosis con el cuerpo (neurosis) dando como resultado una pérdida que el sujeto ubica en el mundo motorizando su deseo hacia las cosas del mundo, la segunda cuando en esta simbiosis no se produce la pérdida (psicosis) por lo que no es el sujeto quien busca algo del mundo sino el mundo quiere algo de él, y la tercera cuando el lenguaje como estructura es inicialmente rechazado (autismo).

            Tener en claro las estrategias diferenciales nos permiten entender cómo, a diferencia de otros sujetos y a raíz de ese rechazo inicial al Otro, el sujeto autista tiene un modo de funcionamiento singular, siendo el síntoma central el no establecimiento de lazo social, incidiendo directamente en el proceso de subjetivación o construcción de un “yo”.

            Dentro de los denominados autismos tenemos aquellos sujetos cuyo rechazo radical del Otro implica un estado de mutismo (asociado a la categoría de Kanner), y aquellos que han logrado inventar una forma propia de acceso a la comunicación (asociado a la categoría de Asperger) con las características que distintos autores describen, como la literalidad, dificultad de lectura de las emociones propias y ajenas, respuestas laterales, etc.

            Uno de los grandes problemas con relación a los abordajes de los autismos es la utilización de lógicas y tratamientos que operan de forma intrusiva, muchas veces obstaculizando los procesos de subjetivación que los niños pueden estar realizando. ¿Cómo constituirse como un “yo” cuando para que esto suceda es necesario el pasaje por el Otro al que se rechaza? ¿cuál es el alcance de las terapéuticas que se asemejan más a un método de “adiestramiento” que a los tratamientos relacionales que favorecen el desarrollo de la subjetividad?

            Para ilustrar la diferencia comparto una situación sucedida hace unos años. Al ingresar a una institución de adultos se me acerca un participante y me dice “buen día”… le contesto buen día, me presento y le pregunto su nombre, a lo que contesta “buen día”. Las palabras que utilizaba para todas las ocasiones eran “Buen día” lo que la transformaba en un estribillo vacío de significación, que para las instituciones donde había concurrido se consideraba un logro. Las preguntas que convienen realizarse son las siguientes; ¿Se tratará de que los autismos parezcan más “normales” repitiendo en estribillo las “palabras mágicas” (buen día, buenas tardes, gracias, por favor)? ¿acaso no hay diferencias entre repetir palabras y hablar? ¿o se tratará de encontrar estrategias a partir de los indicios que el sujeto autista brinda para permitirnos acompañarlo en su proceso de subjetivación?

Autismo y la Televisión.

“Hay cosas que no entiendo

Pero quiero que mi vida tenga significado”

Temple Gardin. Zoóloga, Etóloga

            En los últimos años observamos como distintas series de TV cuyos protagonistas representan sujetos autistas excepcionales fueron ganando pantalla, una de ellas y quizás la mejor lograda es “Atypical”, que en su primera temporada pone a disposición de los televidentes la posibilidad de hacerse una idea del modo singular de lazo con el mundo que establece un sujeto autista con Asperger. Otra de ellas un poco más nueva es “The Good Doctor”, donde el protagonista representa a un autista excepcional que se dedica a la medicina quirúrgica. La buena nueva de este tipo de series es que ponen a disposición del público cuestiones que hacen a los autismos, la desventaja es que como su nombre lo indica, los argumentos giran en torno a ficciones de autistas excepcionales, pudiendo generar en el público expectativas alejadas de la realidad, que se pueden traducirse en expectativas familiares y de los equipos profesionales que incidan negativamente en los sujetos autistas (iatrogenia) en tanto muchas veces durante la infancia, los niños autistas quedan atrapados en una interminable rutina de distintos tratamientos.

            Si bien estas producciones de TV son útiles para conocer aspectos del autismo, existen películas más ajustadas que muestran los llamados autismos de alto rendimiento (Asperger) en su vida cotidiana, una de ella es la historia de Temple Gardin, donde se hizo de una identificación a partir de las vacas que se dirigen por la “manga” al   matadero“. En los desbordes ella hacía consistir su cuerpo utilizando el cepo de la manga ganadera. Al dirigirse a la Universidad lo reemplazó con un invento, la conocida “máquina de los abrazos”. Finalmente, a partir del sufrimiento de los animales en los frigoríficos, se especializó en el diseño construcciones rurales específicas que disminuyen el stress animal previo a la faena.

            Desde mi punto de vista, el film Belga Ben X brinda una mirada interesante acerca de la problemática del autismo en la escuela, que la convierte en un film de elección para docentes, profesores, acompañantes terapéuticos y todos aquellos que se relacionan con la institución escolar. En la película podemos observar a Ben concurriendo a una escuela secundaria alemana, asumiéndose como protagonista de un juego (Archlord) por el que logra obtener un “yo” que le brinda protección ante lo intrusivo del Otro y de los otros. En forma clara se observan las dificultades con relación al uso del cuerpo, la ausencia de contacto visual con las personas que lo rodean, ausencia de metáfora por lo que establece una relación comunicativa en forma literal, dificultades con la emociones propias y ajenas, tendencia a la repetición de rutinas, etc; aquellas cosas que podrán encontrar en cualquier descripción de los autismos pero que no dan cuenta de otra cosa que señalarnos conductas que permiten la “clasificación”.

            Ben es tomado como objeto de burlas y bromas por parte de sus compañeros sin mucha intervención de la escuela, lo que le provoca un gran padecimiento A partir del mundo alternativo puede interactuar con otros jugadores, pero sólo de forma virtual, siendo muy complicada su relación con las personas de forma “presencial” (como decimos en este tiempo de pandemia). El juego y las aventuras en las que está inmerso durante horas son utilizados para planificar distintas estrategias con las cuáles manejarse en el mundo familiar y escolar, pero no se puede eludir lo contingente de que algún otro ocupe el lugar del Otro con mayúsculas, generando distintas crisis.

            Algunos sujetos autistas se sirven de los actuales medios virtuales para construir bordes que le permitan relacionarse con el mundo,  en palabras de Ben “En los juegos puedes ser quien quieras, aquí solo puedes ser una persona, el idiota que ves en el espejo, al que tengo que enseñarle todo, por ejemplo debo enseñarle a reír, eso le gusta a la gente, el darles una sonrisa, como suelen decir, significa sonreír aunque no haya ningún motivo para hacerlo… esta es la forma de crear tu propio avatar… 20 segundos para las manos, 15 segundos para el pelo, eres tan fuerte como tus armas e instrumentos”.         

            En la práctica clínica, en los relatos de colegas psicoanalistas y en el trabajo de acompañantes terapéuticos que a decir Alexandre Stevens realizan un psicoanálisis cotidiano, es común escuchar cómo muchos niños se sirven de personajes de dibujos animados para sostenerse en distintas situaciones. El caso de B es ilustrativo y nos permite ver cómo el sujeto autista hace uso de distintos “yoes” apoyado en cuentos, historias y series de televisión.

            B mira el mundo a partir de la serie “Naruto”, un adolescente ninja que tiene un demonio encerrado en su interior, no tiene padres y se convierte en el héroe de su aldea; en la serie Sasuke es su enemigo, quien también es huérfano a raíz de que el hermano mayor asesinara a su Clan. Naruto le sirve para transitar el día a día de la escuela, Sasuke es quien “aparece” mordiendo a los compañeros cuando el medio se ha vuelto hostil. Sasuke se convirtió en el “yo” que se dirige al exterior en determinadas situaciones que, en otro tiempo, desencadenaban una crisis motriz difícil de pacificar… por supuesto que la escuela no está feliz con la aparición de Sasuske, pero el tratamiento propiciará que B construya arreglos sintomáticos más satisfactorios. Donna Williams en su autobiografía titulada “Nadie en ningún lugar” nos dice “he sido una ella, un tú, una Donna, una mí y finalmente un yo. Todas nosotras contaremos cómo fue y cómo es”, enseñándonos que estos “yoes” son parte de un proceso, será cuestión de aprender a trabajar a partir de ellos.

Busco un guía que me siga.

“Mi álgebra era relativamente pobre.

Me resultó muy difícil usar ecuaciones

que sustituyeran números,

a los que tenía una respuesta sinestésica y emocional

, por letras, a las que no tenía ninguna” Daniel Tammet, matemático británico

            ¿Cuál es la posición que conviene ocupar con el sujeto autista? Donna Williams lo define de forma maravillosa: “Busco un guía que me siga” y esto no es decir poco. Sería raro que contraten a un guía de montaña para que los siga a ustedes, más bien lo contrario, son ustedes quienes lo siguen por los caminos seguros sin temor a perderse en ellos. La educación opera de la misma manera, el docente suele ubicarse como el guía y los alumnos siguen por los caminos que marca la técnica pedagógica utilizada. Con algunos tratamientos de distintas disciplinas sucede lo mismo, hay determinados objetivos a cumplir (demandas) y secuencias estipuladas para lograrlos, por lo tanto, solo se trata de aplicar el protocolo adecuado para obtener lo que se busca. No hay sorpresas en ello, si el objetivo no es obtenido el problema será utilizar un nuevo protocolo hasta concluir, que el problema no es el método sino los sujetos a los que se le aplica.

            En uno de sus viajes de visita que realizaran a Bahía Blanca, el psicoanalista francés Pierre -Yves Gosset y la psicoanalista Bahiense radicada en Francia Betina Frattura, quienes formaban parte del equipo de Le Courtil (en el artículo anterior encontrarán el documental “a cielo abierto” donde se muestra el trabajo de dicha institución referente internacional en el tema de autismo y psicosis infantiles) contaban cómo el trabajo de taller muchas veces surgía de los intereses de los concurrentes, siendo cada uno de los miembros de la institución un posible acompañante / tallerista. Pierre-Ives relata el caso de un niño que tenía especial interés por los lavarropas; se quedaba horas fascinado escuchándolos y mirando el giro del tambor. Pierre-Yves decidió ser ese guía que lo seguía en su interés, por lo que se ofrece como partner para construir juntos, con técnicas de Bricolage, un lavarropas en otro lugar. El niño abandona su estado de fascinación para trabajar con la asistencia del analista con maderas, cartones y distintos elementos, dentro del proceso de tratamiento que como vemos, es singular, uno por uno, donde no hay protocolo.

             Con relación a los “aprendizajes singulares” del infante, en el libro “La Batalla del Autismo” Eric Laurent comenta el caso de un niño que no se desprendía de su objeto bastón, los intervinientes favorecieron el ponerlo en serie con otros objetos y elementos como forma de que el niño pudiese ampliar su mundo, produciéndose un encuentro entre el bastón y el badajo (la pieza que cuelga dentro de la campana y la hace sonar) del campanario, desplazándose el interés al sonido de la campana y posteriormente a las horas en que sonaba; el observar las manecillas de la campanas favoreció el interés por las horas, primero aprendiéndolas a ubicar con las manecillas del reloj (de 1 a 12), mas adelante con los minutos y los cálculos correspondientes. Lo trabajado por el equipo que atendía al niño, posibilitó que éste se implicara en los conocimientos aritméticos de la escuela. Como vemos nuevamente, el abordaje singular permite al niño construir bordes y ampliar el mundo y su relación con él.

            Espero que la nota haya sido de utilidad a quienes desde distintos lugares trabajan con las llamadas “discapacidades” y niños en situaciones de alto riesgo. Si bien es un tema complejo, la idea de transmitir algo de la práctica en instituciones y organizaciones no es instalar certezas, sino permitirnos preguntarnos sobre los abordajes que realizamos para generar nuevas preguntas. Invito a los lectores a dejar algún comentario sobre el texto o formular alguna inquietud (orientada a los abordajes institucionales desde la perspectiva planteada). Si esto ocurriese, de ser posible, en un próximo artículo tomaría alguna de ellas como punto de partida

By Horacio Wild

Lic. en Psicología. Especialista Jerarquizado en Psicología Clínica con Orientación en Psicoanálisis.

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