A través de las redes sociales luego de la colocación de las barandas en calle Chiclana, aparecieron las quejas por la incomodidad de los comerciantes. Pero esta situación ya se ha repetido varias veces e diferentes oportunidades.
Primero pusieron sendas preferenciales para colectivos, con amenaza de multa para los autos particulares que anduvieran por ellas. Después estacas de plástico para ensanchar la vereda, tapando la senda preferencial para colectivos, con el argumento de que había que ensanchar la vereda para que haya más espacio de circulación dada la situación de pandemia.
Como algunos automovilistas no podían respetar esas estacas (por ejemplo, los repositores de los negocios que debían estacionar para descargar mercadería) pusieron más estacas para que no pase ningún auto entre ellas, ahora, quitan las estacas; vuelven a dejar el carril preferencial para los colectivos, pero ponen barandas costosísimas; un peatón no puede tomar un taxi en esa cuadra ni bajarse de un coche, porque queda en la calle sin posibilidad de subirse a la vereda.
Por otro lado, si algún comerciante tiene que descargar algo pesado para llevar a su local, debe estacionar en la esquina, meterte en la aglomeración de gente que está atrapada por las barandas y llevar la carga todos los metros que hay entre el local y la esquina.