En el Mensaje fotográfico (1961), Roland Barthes se aproxima a la fotografía a través de la semiología, con códigos denotativos y connotativos, inevitablemente ligados a la cultura.
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| Dachau (Alemania) – www.muziphotography.com |
El nacido en Cherburgo-Octeville revela: “La significación es un proceso dialéctico que resuelve la contradicción entre el hombre natural y cultural”. En este proceso se presenta la paradoja de la fotografía, donde un objeto inerte se convierte en el lenguaje.
El teórico francés manifiesta los procedimientos de connotación como la imposición de un sentido secundario al mensaje fotográfico propiamente dicho, habitual en los diferentes niveles de producción de la fotografía (selección, tratamiento técnico, encuadre, compaginación), es una codificación de lo analógico fotográfico.
Es posible, por consiguiente, ir dilucidando procedimientos de connotación, aunque no debe olvidarse que estos procedimientos no tienen nada que ver con unidades de significación, tales como un consecuente análisis semántico permitiría quizás definirlas: no forman parte de la estructura fotográfica.
Evidentemente, habría que separar los tres primeros (trucaje, pose, objetos) de los tres últimos (fotogenia, esteticismo, sintaxis). En este punto, esos tres primeros procedimientos producen las connotaciones como una modificación de lo real, es decir, del mensaje denotado (es evidente que este preparativo no es propio de la fotografía).
Sin embargo, si se los incluye en los procedimientos de connotación fotográfica, es porque ellos también se benefician con el prestigio de la denotación: la fotografía permite que el fotógrafo esquive la preparación que impone a la escena que va a captar.
Además, Barthes se cuestiona cuál es el contenido del mensaje fotográfico y qué transmite la fotografía. Este señala que “del objeto a su imagen hay por cierto una reducción: de proporción, de perspectiva y de color. Pero esta reducción no es en ningún momento una transformación (en el sentido matemático del término)” (Barthes: 1961).
Aparece así, la característica particular de la imagen fotográfica: es un mensaje sin código, proposición de la cual es preciso deducir de inmediato un corolario importante, como es el hecho de que el mensaje fotográfico es un mensaje continuo.
